lunes, 20 de junio de 2016

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Warriors, de campaña record a colapso histórico




OAKLAND, California. Stephen Curry trató de driblar a Kevin Love para embocar uno de esos triples que, hace apenas unos días, parecía incapaz de fallar.
Pero en vez de empatar el encuentro en el último minuto, la pelota golpeó el aro sin entrar en éste. Así, se escaparon las posibilidades de bicampeonato de Golden State.
“Esto me seguirá persiguiendo por un tiempo, porque para mí significa mucho ser el líder de mi equipo y hacer lo necesario, en la cancha y en los grandes escenarios”, reconoció Curry. “Lo he hecho antes, pero no lo hice esta noche”.
Durante toda la noche, Curry y su compañero Klay Thompson estuvieron muy lejos de aportar la calidad que caracteriza a esa dupla, conocida como los “Splash Brothers”. Y los Warriors, en vez de coronar la campaña más exitosa en la historia, terminaron sufriendo el peor colapso del que haya registro en una final de la NBA, al caer el domingo por 93-89 ante los Cavaliers de Cleveland, en el séptimo partido.

LeBron James apareció de la nada para bloquear lo que parecía una bandeja fácil de Andre Iguodala, a menos de dos minutos de que sonara la chicharra. Curry falló sus últimos cuatro triples, en una noche para el olvido, en que atinó apenas cuatro de 14.

Los 73 triunfos en la temporada regular (un récord), la condición de campeones defensores, el premio al Jugador Más Valioso de la campaña que se otorgó a Curry por unanimidad y la memorable remontada en la final de la Conferencia del Oeste quedaron como una mera nota al calce.
Lo que más se recordará es que los Warriors fueron el primer equipo en perder una final de la NBA tras contar con una ventaja de 3-1.
“No es fácil lograr lo que conseguimos, y tampoco es fácil digerir lo que no conseguimos”, sentenció Curry.
Después de dilapidar dos oportunidades de amarrar el título, Golden State esperaba que la tercera fuera la vencida. Los Warriors estuvieron en posición de ganar en los últimos minutos de un tenso duelo.
Pero no volvieron a anotar después de que Thompson empató el partido con un enceste en bandeja a 4:39 minutos del final. Golden State erró sus últimos nueve disparos.
Y LeBron James apareció de la nada para bloquear lo que parecía una bandeja fácil de Andre Iguodala, a menos de dos minutos de que sonara la chicharra. Curry falló sus últimos cuatro triples, en una noche para el olvido, en que atinó apenas cuatro de 14.
El público congregado dentro de la Oracle Arena trató de alentar a su equipo pero por momentos guardó un silencio que reflejó su tremendo nerviosismo.
Luego, el silencio fue sepulcral
Curry se sentó en el banquillo unos minutos, mientras los trabajadores montaban el escenario donde se entregaría el trofeo a Cleveland. Luego, el astro de Golden State se abrió paso entre varios jugadores de los Cavs para felicitar a James
Cleveland vuelve a llorar, pero de alegría
Hubo más lágrimas en Cleveland. Pero esta vez fueron de felicidad.

Terminó la sequía de 52 años sin un título deportivo, que pesaba sobre la ciudad durante generaciones y que se hacía más dolorosa por una larga lista de situaciones en que distintos equipos se quedaron a un palmo de la gloria.

En el Día del Padre, LeBron James, el chico de la cercana localidad de Akron, criado por una madre soltera, trajo al fin un cetro a la ciudad.

En los últimos segundos del sexto encuentro de la final, que Cleveland ganó por 93-89 en Golden State, unos 18.000 espectadores reunidos en la Quicken Loans Arena para ver el encuentro en una pantalla gigante comenzaron a llorar. Algunos abrazaron a gente a la que no conocían. Todos compartieron un momento que habían deseado durante una vida.

Varios entrelazaron sus brazos y cantaron el tema “We Are The Champions”, del grupo Queen. Durante años, esa canción pareció totalmente ajena a esta ciudad.

La última vez que un equipo de Cleveland había conseguido un título deportivo importante fue en 1964, cuando los Browns fueron campeones de la NFL.

Pero los Cavaliers consiguieron algo más. Son el primer equipo de la historia que ha ganado una final en la que estuvo abajo por 3-1.

Así que este episodio bien podría quedar en la memoria colectiva como “La Remontada”.

A las 10:37 de la noche, Cleveland exorcizó finalmente sus demonios deportivos: todas aquellas derrotas tan dolorosas que se conocen con títulos como “La Ofensiva”, “El Balón Suelto” o “El Disparo”.

“Jamás pensé que vería ocurrir esto”, reconoció Tim Lovell, de Canfield, Ohio, quien estaba sentado junto a la línea de la yarda 50 cuando John Elway, el quarterback de Denver, liquidó a los Browns con “La Ofensiva” en la final de la Conferencia Americana de 1986. “Cuando faltaban dos minutos sentí que me iba a dar un infarto. Había visto ‘La Ofensiva’ y ‘El Balón Suelto’, y vi cuando Michael Jordan nos aniquiló con ‘El Disparo’’’.

Mientras Lovell hablaba, su hija de 18 años Marisa se limpiaba las lágrimas.

“Esto es historia”, declaró la joven. “Lloré de verdad. Ha sido abrumador estar aquí”.

Ahora todo eso es historia, como el título que ostentaban los Warriors, quienes buscaban el bicampeonato.

Tras el partido, los aficionados llenaron “The Q” en Huron Road para una fiesta que podría durar días. Unos cuantos se subieron a un camión de bomberos, a un autocar y a árboles y farolas. La policía dijo que realizó varias detenciones e informó de un auto con los vidrios rotos, pero estos altercados no robaron protagonismo a la alegría desenfrenada — 52 años de fracasos liberados en una noche de catarsis.

Cleveland acogerá el miércoles un gran desfile para homenajear a los campeones, un acto que algunos llevan planeando toda su vida.

“Nuestros seguidores nos animan a muerte, no importa lo que pase, no importa si son los Browns, los Indios, los Cavs, o cualquier otro equipo”, dijo James. “Siguen apoyándonos. Y para nosotros, poder terminar esto, terminar con esta sequía, es algo que merecen los fans. Se lo merecen. Y esto es para ellos”.

“Va a ver la mayor fiesta que Cleveland haya visto jamás”, señaló

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